El 24 de mayo de 2004 celebramos el Día europeo de los parques en el Parque Natural del Moncayo, con este motivo realizamos una Jornada ornitológica en Calcena. Estas son algunas de las aves que puedes observar y escuchar en Calcena. Haz clic sobre algunas de ellas para escuchar su canto. Aquí también encontrarás otras páginas con fauna de Calcena.
La frondosa vegetación del Moncayo incluye una extraordinaria variedad de bosques y matorrales que constituyen el "hábitat", es decir, el medio ambiente que reúne las condiciones adecuadas, para numerosas especies de aves. Por ello, la abundancia y diversidad de aves es uno de los principales valores ecológicos del Parque Natural que debemos conocer y valorar. Para ello haremos un recorrido por sus distintos ecosistemas, describiendo las especies más características que podemos encontrar en cada uno de ellos. Haz click sobre las imágenes o nombres de las aves para escuchar su canto. CARRASCAL
En las colinas del somontano del Moncayo se sitúan los carrascales, dominados por la encina o carrasca (Quercus rotundifolia). Aquí, entre muchas otras especies, observamos la llegada primaveral de las elegantes tórtolas (Streptotelia turtur), que utilizan los carrascales para buscar alimento y cobijo para hacer sus nidos, al resguardo de la vista de las urracas (Pica pica), o "picarazas", inteligentes y ruidosos córvidos que son un verdadero azote para las nidadas de otras especies.
También, en primavera, oiremos el sonoro arrullo de las grandes palomas torcaces (Columba palumbus), amantes del carrascal por encontrar en él uno de sus alimentos preferidos: las bellotas de la encina, y que al llegar los fríos veremos pasar en grandes bandadas camino de sus cuarteles de invernada del sur. En los claros del monte descubriremos a los zorzales charlos (Turdus viscivorus), pájaros de tamaño mediano que podremos observar alimentándose de los frutos del muérdago o "visco", pequeña planta parásita que crece en las ramas de los árboles.
Fijándonos ahora en los arbustos del bosque, encontramos con facilidad el posadero preferido del macho del escribano soteño (Emberiza cirlus), pajarillo cuyo alegre colorido amarillento contrasta con su monótono canto. También en los arbustos, especialmente en las espinosas ramas de los "majuelos", podremos observar al alcaudón común (Lanius senator), pequeño predador alado capaz de imitar el canto de diversas aves para atraerlas y darles caza. Ave previsora, es también peculiar su costumbre de hacer "despensas" ensartando a sus presas, que incluyen además lagartijas e insectos, en las ramas de espinos y zarzas. De hábitos más pacíficos, aunque también insectívoro, es el ruiseñor (Luscinia megarhynchos), cuyo melodioso y afamado canto nos deleitará en las horas nocturnas y crepusculares. Por último citaremos al cuco (Cuculus canorus), ave del tamaño de una paloma y silueta de halcón que se ahorra el trabajo decriar a su prole colocando sus huevos, de uno en uno, en los nidos de otras aves. El pollito "parásito" del cuco se encargará, nada más salir del cascarón, de convertirse en hijo único de sus padres adoptivos, arrojando los huevos de éstos fuera del nido. Así, criado en exclusiva, crecerá deprisa, doblando a menudo en tamaño a sus infelices progenitores, que como la curruca mirlona (Silvia hortensis) de la ilustración tendrá que trabajar con denuedo para aplacar su insaciable hambre.
EL ROBLEDALAl subir en nuestro recorrido por las laderas de la montaña, el efecto benefactor de las lluvias, más abundantes conforme se sube en altitud, permite el desarrollo de bosques húmedos y de hoja caediza. Entramos así, en el dominio de los robledales, con varias especies características como el quejigo (Quercus lusitanica), rebollo (Quercus pyrenaica) y carballo (Quercus petraea). Abundan también aquí las aves insectívoras, que cumplen un beneficioso papel al controlar eficazmente las poblaciones de insectos que, en su ausencia, podrían llegar a constituir plagas agrícolas o forestales.
Téngase en cuenta que estas especies tienen un metabolismo muy acelerado, por lo que consumen cada día una cantidad de insectos a menudo equivalente a la de su propio peso. Entre los más bellos representantes de este grupo citaremos al mito (Aegithalos caudatus), pequeño acróbata que se suspende de las más finas ramas en busca de insectos, sirviéndose de su larga cola como balancín.
También observaremos al mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli), minúsculo insectívoro
estival de hábitos discretos. Todo lo contrario sucede con el petirrojo
(Erithacus rubecola),
![]() Al llegar el invierno veremos la llegada de las bandadas de pinzones (Fringilla coelebs), polícromas aves granívoras siempre abundantes que en la primavera llenan con su canto el silencio de las espesuras. ![]()
Si descendemos al suelo, de abundante hojarasca, encontraremos también una serie de aves que explotan preferentemente este
estrato. Es el caso del chochín (Troglodytes troglodytes), nervioso
insectívoro de silueta rechoncha cuyo diminuto tamaño no le impide desarrollar un potentísimo canto. También amantes de corretear
![]() Finalmente, nos sorprenderá también la abundancia de arrendajos (Garrulus glandarius), gregarios córvidos de bellas tonalidades azuladas que constituyen un magnífico ejemplo de simbiosis, es decir de relación mutuamente beneficiosa, con el bosque. Se ha demostrado en efecto la costumbre de estas aves de hacer depósitos de bellotas bajo el suelo como reservas alimenticias. Cada pájaro entierra de 1000 a 4000 frutos por año en distintas zonas, pero muchos de ellos no los vuelven a encontrar, por lo que germinan. La sabia naturaleza convierte así al arrendajo en un eficaz repoblador forestal que permite la extensión de los mismos bosques sobre los que se alimenta.
EL HAYEDOPor encima de los robledales el aumento de humedad crea un nuevo piso de vegetación ocupado por los bosques de hayas, grandes árboles de tronco liso y delicadas hojas verdes que gustan de estar envueltos en nieblas, lo que les da a menudo un aspecto fantasmagórico. ![]() En sus ramas son frecuentes también los pajarillos insectívoros como el coloreado herrerillo o "cerrajerillo" (Parus caeruleus), cuyo nombre recuerda la similitud de su canto con el chirrido metálico de una cerradura. Como todos estos pajarillos, el herrerillo necesita para criar los agujeros y oquedades de los troncos de árboles viejos, por lo que si se quiere conservar estas beneficiosas especies es imprescindible respetar algunos de estos venerables árboles moribundos. ![]()
Los cielos del hayedo nos permitirán descubrir el vuelo de uno de sus más singulares inquilinos: el
halcón abejero (Pernis apivorus), gran ave rapaz que, a diferencia de sus parientes, se alimenta en exclusiva de pequeños
reptiles y, sobre todo, de abejas y avispas. ![]() Al llegar la noche comienza la jornada del cárabo (Strix aluco), pequeño búho cuyo ulular sobrecogedor puede llenar de espanto a los miedosos de la oscuridad. En realidad este ave inofensiva es extremadamente beneficiosa, pues se calcula que destruye cada año más de 2.000 roedores, controlando así a estos prolíficos animales. ![]()
Al volver a despuntar el sol el cárabo se retira a su cubil, en el hueco de algún árbol viejo, y empieza de nuevo la actividad
de los insectívoros. De ellos nos llamarán la atención dos especies adaptadas a la captura de invertebrados en los troncos.
![]()
Bajando, por último, al espeso lecho de hojarascas del hayedo veremos, con suerte,
al zorzal común(Turdus philomelos)
EL PINAR![]() Existen en el Moncayo grandes extensiones de pinares, resultado de las repoblaciones efectuadas en el pasado con objeto de producir madera. Destaca, por su abundancia, el pino silvestre (Pinus sylvestris) de acículas cortas y recias, pero también se pueden encontrar algunos pinos resineros (Pinus pinaster) en las cotas bajas, e incluso pinos negros (Pinus uncinata) que fueron traídos del Pirineo y se adaptaron muy bien a las zonas pedregosas de las cumbres. ![]() La avifauna es también abundante en los pinares. Entre los predadores citaremos el azor (Accipiter gentilis), que caza preferentemente aves de tamaño mediano o grande siendo muy beneficioso por controlar eficazmente las poblaciones de córvidos. También veremos al gavilán (Accipiter nisus), que es en realidad un pequeño azor especializado en la captura de pajarillos como los verdecillos. ![]() En los suelos de rojiza pinocha podremos sorprender echado al mimético chotacabras gris (Caprimulgus europaeus), también llamado en Aragón "gallina ciega" por sus hábitos de cazador nocturno de insectos. ![]() ![]() Las ramas despejadas de los pinos sirven de oteadero al ratonero común (Buteo buteo) que, haciendo gala de su nombre, se dispone a engullir un roedor recién capturado. Los troncos rugosos de los grandes pinos son el cazadero del pico picapinos (Dendrocopos major), vistoso pájaro carpintero que, ayudado por su aguzado pico, introduce su larga y pegajosa lengua en las intrincadas galerías de los insectos parásitos de la madera. ![]() ![]() En las zonas más altas, y especialmente ligados al pino negro, veremos las bandadas de verderones serranos (Serinus citrinella), pajarillos típicos de los bosques de montaña.
Otro tanto puede decirse de los piquituertos (Loxia
curvirostra), dotados de una peculiarisima adaptación de su pico, cruzado como una tijera, que les permite separar las duras
cubiertas de las piñas ![]()
También típico de los pinares es el carbonero garrapinos (Parus ater), inquieto
insectívoro que es próximo pariente del carbonero común (Parus
major), más extendido por otros tipos de bosque pero también presente aquí, y fácil de identificar por la marcada franja negra
que recorre su amarillo pecho. Por último citaremos al minúsculo reyezuelo listado (Regulus
ignicapillus),
MATORRAL
La acción humana a lo largo de la historia ha provocado en muchas zonas la degradación de la vegetación arbórea primitiva
por efecto del fuego, las talas, el sobrepastoreo o las roturaciones en zonas pendientes. El resultado es que estas zonas están
hoy cubiertas por matorrales como la espinosa aliaga (Genista scorpios), de flores amarillas, las jaras de flores blancas (Cistus
laurifolius) o rosadas (Cistus albidus) que resultan de la degradación de carrascales y robledales, los escaramujos o
![]()
Algunas aves, sin embargo, prefieren vivir en estas zonas más abiertas que los bosques originales. Es el caso
de la curruca rabilarga (Sylvia undata), ave insectívora difícil de observar porque gusta de
moverse discretamente entre las intrincadas ramas de los arbustos, eligiendo a menudo las aliagas para situar sus pequeños nidos.
![]() También migradora invernal es la collalba rubia (Oenanthe hispánica), de plumaje muy variable, pues hay individuos con la garganta negra y otros que la conservan blanca. Los machos, de bellas tonalidades doradas, difieren también mucho de las hembras, de apagados tonos parduscos. ![]()
En las zonas de matorrales más ralos y en los caminos veremos al bisbita
campestre (Anthus campestris), de hábitos marchadores merced a sus patas provistas de largos y fuertes dedos que le
facultan para correr sin dificultad sobre los suelos desnudos.
![]() Como último representante de estas monterizas citaremos a la perdiz roja (Alectoris rufa) gallinácea que encuentra alimento y defensa en estas zonas a la vez abiertas y de relieve accidentado. Las hembras pueden empezar a criar muy pronto en la primavera, sacando adelante polladas de hasta más de una docena de "perdigachos".
PASTIZALES SUBALPINOSSiguiendo nuestro recorrido ascendente hacia la cima del Moncayo, llegará un momento en que dejaremos atrás las últimas zonas arboladas entrando en el dominio de los pastizales alpinos. Aquí el duro clima de la alta montaña, con sus prolongadas heladas y sus fuertes vientos, dificulta la supervivencia de vegetales leñosos.
El bosque, por tanto, se va abriendo progresivamente hasta dejar paso a las
Es el caso de la alondra (Alauda arvensis), que deja oír su
Las piedras prominentes de estos pastizales sirven de oteadero a la inquieta collalba gris
(Oenanthe oenanthe), llamada en Aragón "culiblanco" en clara referencia a la mancha blanca de la base de su cola que
contrasta con su borde negro. La collalba aprovecha con eficacia la abundancia de insectos que acompañan al
Pero, sin duda, es la escasa Perdiz gris o pardilla (Perdix perdix) el ave
más
RIOS Y ARROYOSEl macizo del Moncayo goza de un microclima especialmente húmedo gracias a su privilegiada situación en la zona de influencia de los frentes nubosos, que. procedentes del Atlántico, descargan sus generosas precipitaciones al toparse con esta barrera montañosa. Ello, unido a la frondosidad de su arbolado que retiene eficazmente la humedad, hace que el Moncayo sea un monte muy rico en aguas, presentando multitud de manantiales y arroyos.
También muy llamativas, veremos a las lavanderas
blancas (Motacilla alba), cuyo nombre nos recuerda la preferencia de estas aves por andar siempre por las orillas de los
ríos, balanceando incesantemente su larga cola y emprendiendo de tanto en tanto entrecortados revoloteos
ROQUEDOSEl esqueleto pétreo del macizo del Moncayo asoma a la superficie en las zonas altas de las cumbres y en las laderas, excavadas por las aguas, de los barrancos. Se forman así numerosos escarpes y grandes cortados de piedra como el famoso cucharón, situado junto al Santuario de la Virgen del Moncayo. Además, en las laderas, observaremos extensas pedreras y canchaleras que son un recuerdo, dejado al descubierto por la erosión, de las antiguas morrenas de los glaciares cuaternarios.
Este universo mineral, pese a su apariencia estéril, es un medio lleno de vida y preferido por numerosas aves como área de
nidificación o búsqueda de alimento.
Destacan, en primer lugar, las grandes rapaces planeadoras, muy ligadas a estos roquedos paraestablecer sus zonas de cría
y despegar sin gasto de energía, aprovechando las corrientes de aire ascendente que se forman a lo largo del día. Es el caso del
El pequeño cernícalo común (Falco tinnunculus) también cría en estas rocas cerniéndose
en el aire con su aleteo característico para cazar pajarillos e insectos. Tampoco faltan los córvidos con dos representantes de
plumaje negro pero fáciles de distinguir. Se trata por un lado de la
También insectívoro es el curioso treparriscos (Trichodroma
trichodroma), visitante invernal que escala en vertical los acantilados rocosos buscando a sus presas en las grietas. Otro
tanto hacen los azulados roqueros solitarios (Monticola solitarius), aunque sustituyendo
la fatigosa
En invierno veremos al Acentor alpino (Prunella collaris), confiado pájaro que
gusta
EDIFICIOS Y POBLACIONES
Las casas de los pueblos y las parideras o edificios dispersos por el monte
Es el caso de la lechuza (Tyto alba), que gusta
de criar en desvanes de las casas, campanarios de iglesias o edificios en ruina, alimentándose de los numerosos ratones que
siempre
De menor tamaño, y por tanto también cazador de menores presas, es el
mochuelo (Athene noctua), que captura
En los tejados encontraremos a los estorninos negros (Sturnus unicolor),
comúnmente llamados tordos, ave en
Los agujeros y repisas altas de los edificios son utilizados para criar por
Con la bajada otoñal de las temperaturas la vida de los invertebrados se apaga, y por ello sus predadores alados se ven obligados a emigrar a los climas más benignos de latitudes africanas para volver al pueblo con el renacer de la próxima primavera.
|
Aves fotografiadas en Calcena. Asociación Cultural "Amigos de la Villa de Calcena" |
Si tienes fotos de aves en Calcena puedes enviarlas al correo electrónico:
Las publicaremos.
Usa nuestro buscador para consultar mas información sobre este tema en nuestra web
Asociación Cultural "Amigos de la Villa de Calcena"