OTRAS INDUSTRIAS:
Los desniveles rápidos de los barrancos del Moncayo hicieron surgir
pronto una serie de aprovechamientos eléctricos. Dos causas
contribuyeron a que los resultados y las fábricas hayan sido muy
modestas. La escasez de caudal ya que se trata de barrancos muy
diseminados, que sólo en el llano llegan a juntarse cuando ya han
dejado de ser aprovechables, y los derechos antiguos de riegos que
impiden la reunión de los barrancos en un salto común donde era
posible y obligaban a una serie de condiciones respecto a su
regulación.
La producción eléctrica era pues, muy modesta, las primeras fábricas
en fundarse fueron:
Electra Turiaso, fundada en 1895, que
explotaba un salto de agua del Queiles en Los Fayos de 36 m. de
altura en sus comienzos y de 40 m. en 1945 con 1.500 l/seg. que
suministraba 400 kilowatios a Tarazona y a varios pueblos del
trayecto.
Central de Añón, sobre el Huecha con 350 l/seg. y 21,43
m. de salto. Producía sólo 55
kilowatios, comenzó en 1902.
Electra de Vozmediano, fundada en 1905, contaba entonces con 17 m. de salto y 1.125
l/seg. en el Queiles con una presa de 475 m. de canal, con 300
HP daba luz a varios pueblos de la región. Después se amplió
extraordinariamente hasta 1.350 kilowatios con 102 m. de salto y
2.000 l/seg.
Electra Trasobares, de Querol y Cía., fundada en 1911, 300 l/seg. y 12 kilowatios, daba
luz a Tabuenca, Trasobares y Talamantes.
LA POBLACION:
En las parroquias comienzan a inscribirse los bautismos a principio del
siglo XVI antes del
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Concilio
de Trento, que obligó a todas las parroquias a registrarlos.
Coincide naturalmente con el número de nacimientos en los pueblos
de cristianos y lo mismo en los pueblos de moriscos, al menos
donde viven juntos, pues se les obligó a convertirse en el siglo
XVI. En cambio no son utilizables los registros de defunciones por
la costumbre de no inscribir a los niños y esto en una época en
que la mortalidad infantil era extraordinaria. Las listas de
nacimientos, aunque no nos dan la población absoluta nos marcan
con sus fluctuaciones un medio excelente para conocer movimientos
demográficos desde el siglo XVI.
Un caso especial es la fluctuación de la población de Calcena, con
una población en 1610 de 1.600 habitantes (y había sido
superior) en un término áspero poblado de densos bosques de esa
época y casi sin tierras roturadas. Dos recursos fundamentales
poseía el pueblo que provocaban el flujo y reflujo de la población.
Las minas de plata de su término en el barranco llamado de « Val
de Plata» y los paños que se fabricaban en sus telares
aprovechando la abundante lana de los ganados del Somontano. Si
las minas se inundaban, caso frecuente, la emigración era
necesaria. Cuando Labaña visitó Calcena y le asignó una población
de 1.600 almas a principios del siglo XVII, nos dice: «que los pozos de las minas de plata, cobre y estaño estaban en esos |
años arruinados unos y aguados otros». (Juan
Bautista Labaña, Lisboa 1550 -Madrid 1624. Notable científico
portugués, que recorrió Aragón para realizar su conocido Mapa.
De su extensa obra están relacionados con nuestra región su Mapa
y su Itinerario de Aragón).
La
población, aunque tan elevada todavía, había decrecido mucho en
esos años por la ruina de las minas. En el archivo parroquial
figura una media de 63,2 bautismos en el decenio de 1.590-1.600
y en el 1.6111.620 era de 54,8. No se debe el descenso a la
expulsión de los moriscos, pues sólo había dos, y se indica que
se les expulsó.
En aquellos años casi todos los vecinos eran fabricantes de paños
(300 frente a 20 labradores). Probablemente la industria de paño
fue una solución a la crisis de las minas realizada por gente
emprendedora. La existencia constante de una población flotante
por causa de las minas se puede ver en alusiones parciales. Así
en 1603 los libros parroquiales señalan la visita del Obispo y
comentan: «Se encarceló
algunos, se corrigieron vicios..., de los cual necesita más este
lugar que otros por la gente extranjera que a él acude». Los
apellidos de las partidas de bautismo indican, por esa época,
procedencia muy diversas y las fluctuaciones en el número de
bautismos son a veces extraordinarias.
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