LÓPEZ
Apellido
patronímico derivado del nombre propio Lope, de ahí que
raramente las numerosas ramas del mismo tengan relación entre sí.
Respecto a su origen cabe decir que existen versiones cargadas de
fantasía, destacando aquella que asocia este apellido a la
familia de los Lupos, patricios romanos que se establecieron en
Galicia extendiéndose después por Andalucía.
Armas: en campo de oro trece círculos de oro.
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NAVARRO
Apellido
de origen aragonés. De Ejea de los Caballeros, se extendió por
toda la región, pasando luego a Valencia con el rey Jaime I.
Armas:
en campo de azur, dos lobos de oro. La inclusión del lobo quiere
significar la victoria sobre el mal y la protección de los
pastores.
Información
facilitada por Yolanda Lapeña
Navarro
(Basauri. Vizcaya)
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TRASOBARES Y SU MONASTERIO
Francha Menayo
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Calcena y los
pueblos que nos rodean están llenos de encantos que no sabemos
apreciar. Por ejemplo, cuando bajamos a Trasobares para ver las
vacas en la plaza no nos damos cuenta de que a nuestras espaldas
se levantan los restos de lo que fue un importante convento
femenino del Cister, ahora convertido en casas particulares
Benedicto
XIII, Papa en la obediencia de Avignon es informado de la conducta
de la abadesa y a pesar del parentesco cercano (era sobrina) no lo
duda un momento, da la orden tajante de que abandonaran el
Convento, condenándolo a ser arrasado, a excepción de la
Iglesia, y les arrebató los lugares de Tabuenca y Trasobares, que
eran de su propiedad. Las monjas tuvieron que ceder marchándose a
otros monasterios, aunque gracias a unos sucesos que en aquella época
consideraron milagrosos, el rey Alonso V permitió que la vida
conventual volviese de nuevo, regresando las religiosas, aunque no
así su antigua abadesa, la valerosa Doña María de Luna.
De toda esta truculenta historia hay que resaltar el
comportamiento de la abadesa cuyo único delito fue apostar por el
candidato perdedor, el conde de Urgel, en lugar de hacerlo por el
ganador, Fernando I de Antequera. Por otra parte, se resalta la
actuación de Benedicto XIII, que aún doliéndole, actuó contra
alguien de su propia sangre, excomulgando a la abadesa, mandando
cerrar el convento y disolviendo la comunidad. Estas cosas siguen
ocurriendo en nuestros días con las monjas de Pastrana por hechos
menos graves que los de Trasobares, pero entre el Pontífice
actual y el de antaño nos quedamos con nuestro Pontífice aragonés,
que fue más justo.
Nada más nos dicen las crónicas de la abadesa. Tan solo
que vagó por diversos lugares, hasta que llegó la hora de la
muerte. En su huída siempre encontró manos que le ayudaron, y
conventos o monasterios la cobijaron.
Hoy, unas ruinas es lo único que nos queda del Monasterio
cisterciense, celebre en otro tiempo.
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A
pocos kilómetros de Calcena nos encontramos con Trasobares donde
las ruinas del convento cisterciense, antaño fortaleza, nos
remontan a páginas brillantes, aunque oscuras de nuestra historia
como Reino.
Un nombre de abolenga familia sobresale con fuerza en
nuestra memoria: Doña María de Luna, abadesa del convento
cisterciense de Trasobares y que tanto tuvo que ver en los
acontecimientos que ocurrieron en Aragón a la muerte, sin hijos,
de Martín I, emparentado con la poderosa familia de los Luna. Se
sabe que Doña María era partidaria del de Urgel y parece ser que
algo tuvo que ver en la pequeña revuelta que se formó entre los
seguidores de cada uno de los tres candidatos, concluyendo con la
muerte del Arzobispo de Zaragoza, valiéndole a la abadesa una
sonora excomunión de su pariente, el santo Pontífice Benedicto
XIII, y la orden de dejar la abadía. Pero no se arredró por
ello. Muy al contrario, resistió con valentía, defendiendo su
convento y sus monjas como un bravo General. Al final tuvo que
huir con su pariente Antón de Luna, refugiándose en el castillo
de Loarre, lo que le valió otra excomunión y la orden de
detenerla, poniéndola en prisión.
No terminan aquí las aventuras de esta valerosa mujer.
Hasta su refugio en Loarre llegó la orden del ya elegido rey
Fernando I de Antequera para ser detenida y conducida hasta otra
fortaleza en Soria. Llegaron hasta ella, pero la exabadesa logró
burlar a quienes intentaban conducirla a su destino, mediante un
falso salvoconducto y salvar el pellejo.
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