Entre
1909 y 1914 otra compañía, en este caso francesa, profundizó
hasta los 200 metros, reconociéndose el filón en una longitud de
un kilómetro.
En
todo caso, quizá por la presencia de metal noble, las rocas del
contorno de Calcena
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tomaron formas
de gigantescos vigilantes a los que "finge fantasmas la luz
del crepúsculo".
En
este libro también hace mención a la llegada de las reliquias de
Santa Constancia a Calcena y al cuento del Herrero de Calcena,
pero como ya han sido relatados en otros boletines lo pasamos por
alto.
Así, en la primera década las colonias de Calcena
aumentaron del orden de un 50%, mientras que en todo el país las
poblaciones se duplicaban.
Durante 1993 y 1994 también se realizaron censos en el
Moncayo cuyos resultados indicaban que estaba en incremento: en
Calcena se contabilizaron 75 parejas en 1993 y 90 en 1994.
Por fin, en 1999 se ha podido constatar un aumento
espectacular, del orden de un 130% en la última década. En
conjunto puede decirse que las poblaciones de buitre leonado en
Calcena se han multiplicado casi por cuatro en los últimos 20 años.
A las causa apuntadas (disminución de la mortalidad no
natural) habría que añadir el posible aumento en la cantidad de
alimento disponible. Y es que aunque en Calcena la ganadería casi
está desapareciendo, estas aves se desplazan muchos kilómetros
buscando las carroñas de las que se alimentan. El incremento de
las granjas de cerdos en las zonas de Ágreda, Ólvega, Tarazona,
Borja, Ejea de los Caballeros y valle del Jalón, y el hecho de
que puedan existir algunos puntos donde dispongan de gran cantidad
de éstos cadáveres, parecen ser las principales causas de este
incremento. Este aspecto debería estudiarse y caso de confirmarse
sería deseable un control de los lugares donde se alimentan,
estableciendo límites en la disponibilidad de cadáveres.
Así pues, las poblaciones de buitre leonado gozan de muy
buena salud, al contrario que otras aves carroñeras, como el
alimoche, cuyas poblaciones están en continuo retroceso. Los
alimoches sólo se desplazan unos pocos kilómetros para
alimentarse, por los que la disminución de la ganadería en todo
el Moncayo le está perjudicando gravemente. Actualmente sólo
quedan media docena de parejas de esta ave, una o dos de ellas en
Calcena.
Según
algunas revistas de divulgación, en un mundo
superpoblado, aquellos territorios que se conserven lo más
vírgenes posible tendrán en la explotación controlada
de la naturaleza un medio de supervivencia.
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Los censos de aves son una de las herramientas más útiles
para conocer el estado de una determinada especie y su evolución
en el tiempo. Ello permite definir el grado de amenaza en que se
encuentra y la necesidad de establecer medidas que favorezcan su
conservación.
Uno de los métodos de censo más utilizados consiste en
determinar el número de parejas que habitan en una zona, para lo
que es preciso encontrar los nidos y observarlo en la época
adecuada para ver si están ocupados. Se utilizan prismáticos y
catalejos de muchos aumentos que permiten realizar estos trabajos
a grandes distancias, sin molestar a las aves en ese delicado
momento de su ciclo vital.
Las poblaciones de buitre leonado vienen siendo censadas en
todo el país desde 1979, realizándose un censo cada 10 años.
Durante 1999 se ha realizado el tercer censo nacional de esta
especie y estos datos nos permiten ver cómo ha evolucionado la
especie en estos 20 años.
Veamos lo que ha pasado con los buitres de Calcena.
Los buitres leonados utilizan los grandes roquedos o
paredones para construir sus nidos y todos conocéis las dos zonas
en que cría este ave en Calcena. La colonia más importante se
sitúa en el barranco de Valdeplata, en los parajes de Peñas
Albas, barranco de la Covachuela y Peña de los Moros. La otra
buitrera se sitúa sobre las Peñas del Cabo, justo enfrente del
pueblo. El siguiente cuadro resume los resultados de estos censos:
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Valdeplata
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Peñas Cabo
|
Total
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1979
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35
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7
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42
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1989
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51-54
|
12
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63-66
|
1999
|
122-133
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20-21
|
142-154
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En 1979 la especie estaba en un nivel muy bajo en todo el
país, pero empezaba a recuperarse tras haberse establecido leyes
de protección que
erradicaron
el uso de venenos y las muertes por disparos.
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