ADIÓS A UN AMIGO: CARLOS ZARAZAGA
Llegó a Calcena junto a su hermano Saturnino hace
aproximadamente 10 años, inmediatamente después de que lo
jubilaran de Altos Hornos de Vizcaya, empresa con la que recorrió
trabajando la geografía española y algunos países de Extremo
Oriente. Buscaba un lugar tranquilo donde disfrutar de la vejez y
lo encontró aquí.
Durante varios años hizo de fontanero, y de lo que hiciera
falta. ¡Cuántas veces terminó lleno de barro por reparar una
avería de agua junto a nuestro alcalde!. Huelga decir que sin
cobrar nada. Sin duda que por éste y otros muchos motivos estamos
en deuda con él.
Aún parece que lo estoy viendo en su taller del Cortijo
soldando la reja de la restaurada ermita o con su bolsa de
herramientas y sus perros dirigiéndose a la casa de algún
vecino al que le goteaba el grifo.
Si se sienten todas las muertes que afecten a los escasos
vecinos de nuestro pueblo, en su caso no faltan motivos, pues además
de ser aún joven, había conseguido hacerse un hueco entre
nosotros que será difícil de llenar.
Creo que somos muchos los que reconocemos su valía y el
mejor homenaje que podemos hacerle es tenerle siempre en nuestro
recuerdo. Desgraciadamente, apreciamos más las cosas cuando hemos
dejado de tenerlas
José Luis Royo
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