Llegando a Calcena por la carretera comarcal A-2302 lo
primero que
se ve
es la espléndida
torre de la no menos espléndida iglesia, dominando sobre el resto
del pueblo, el río y su huerta. Una vez pasado el barranco de la
Virgen y los restos de la Ermita del mismo nombre, en seguida se
ven las bodegas que unas sobre y/o debajo de otras pueblan la
ladera entre la carretera y la pared de piedra sobre la que se
encuentran las eras de Sta Bárbara. El camino del castillo surca
por la mitad en su ascenso hacia la parte superior del pueblo,
sirviendo de acceso en su ida al trasiego de cargas de uva, que a
lomos de machos y burros traían desde las diferentes zonas de viñas
(Valdetesinos, Los Estopares, Val de Plata, El Hoyo las Viñas,
Valdepalacios, etc.) de tan buena calidad como lo demuestra el
buen beber de los caldos que artesanalmente elaboraban los pequeños
y medianos agricultores.
Otro grupo importante de bodegas se encuentran situadas a
lo largo de las laderas del barranco de San José y junto a la
Ermita del mismo nombre. Estas bodegas antaño tenían una
actividad alta ya que el Municipio era productor de más uvas de
las que consumía. Vendía uvas a bodegas de Morata, incluso vino
ya elaborado a otros pueblos de la comarca.
Hoy, sin embargo, pocas bodegas mantienen una actividad
continuada. Los domingos y festivos tenían una especial
significación en la vida y costumbres del pueblo, ya que muchos
eran los grupos que alrededor de un jarro de vino, bebido en vaso
de cerámica, medio coco o en porrón, pasaban la mayor parte de
la tarde los hombres. Mientras, las mujeres jugaban a la Brisca
por parejas o a la Zorra en grandes grupos principalmente en la
Plaza Alta y en el Salobrar.
Hoy muchas bodegas se han hundido y otras se mantienen a
duras penas con el poco mantenimiento que se les hace, a la vez
que se van rehabilitando y acondicionando las casas. Pocas son las
que mantienen una actividad continuada a lo largo de todo el año,
restringiéndose a los usos y costumbres de los pocos
habitantes que mantienen habitado el pueblo de Calcena.
Sin embargo es de destacar el auge de
juventud que con el deseo de tener sitios de ocio, principalmente
para la Fiesta Patronal y fiestas como el Santo, Santa Lucía y
Semana Santa, etc., buscan adaptar algunas bodegas para emplearlas
como Peña
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(lugar
de ocio de actividades lúdico-festivas en grupo). Esto que hay
que apoyarlo, para que el mayor número de bodegas se mantengan en
buen estado, puede tener algunos inconvenientes si no respetamos
las más mínimas normas para la mejor utilización. Respetando
los accesos con la reparación de los caminos intermedios. No
descabezar unas bodegas para vestir a otras. No desviar las aguas
sin tener en cuenta el perjuicio que puede ocasionar a las de
abajo. No llenar de latas y botellas residuales, tanto los
rincones como las propias bodegas hundidas.
No
tirar los cartuchos desechables, etc.
Son
algunas de las normas que no debemos olvidar. Es peligroso el
acceso a muchas de ellas, debido al hundimiento total o parcial,
al estar socavadas unas debajo de otras sin tomar las debidas
precauciones. Incluso tienen riesgo de desprendimiento aquellas
que han permanecido mucho tiempo cerradas, ya que al no ventilarse
se produce el hundimiento de las bóvedas y pueden caer capas
enteras teniendo en cuenta que generalmente están hechas bajo
rocas calizas. El mejor mantenimiento, por supuesto, es su
constante uso, ya que se mantienen ventiladas y a una temperatura
constante. Especial atención se debe prestar a la hora de hacer
cualquier tipo de fuego, tanto dentro como fuera, ya que se corre
el peligro de que por falta de medios para una rápida extinción,
se propague e incluso nos rodee y se pueda producir asfixia por
humos.
El
fuego se puede evitar conociendo sus efectos.
Presto
has de preparar medios para combatirlo.
No te hagas el valiente, avisa en caso de apuro. Vale más
pasar por miedica que no sufrir sus efectos.
Conociendo
la trilogía todo se puede evitar.
No
enciendas nunca un fuego que no puedas dominar.
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