EL SANTO GRIAL
¿El Santo Grial en Calcena? |
Vicente
Blasco de Lanuza menciona que en el monasterio de Montearagón se
conservó un pequeño trozo de pan que se empleó en la Ultima Cena.
Fue salvado milagrosamente tras un incendio acaecido en el año
1447.Luego no se volvió a saber nada de él.

El
Monasterio de San Juan de la Peña, según diversas versiones, fue
el lugar donde se conservó el Santo Grial. José de Arimatea guardó
este vaso sagrado en el que se recogieron algunas gotas de sangre de
las heridas abiertas de Jesús cuando estaba en la cruz. San Pedro
Apóstol lo llevó a Roma.
San Lorenzo envió este sagrado cáliz a Huesca desde Roma.
Al morir el Papa Sixto II, martirizado por el emperador, Lorenzo siguiendo el
mandato del Papa, intentó deshacerse de todos lo bienes que poseía
la Iglesia. Entrego una parte a los pobres y necesitados
de Roma y el Grial fue traído hasta Huesca por Cirilo de Capadocia.
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El Santo Grial se conservó
en la iglesia de San Pedro el Viejo. Tras la toma de esta ciudad, fue
llevado hasta el monasterio de San Juan de la Peña, aunque también
se dice que pasó por otros lugares pirenaicos (San Pedro de Tabernas,
donde se conserva una reliquia de San Pedro, el monasterio de Siresa, la
catedral de Jaca
Bailo, Yebra de Basa) o hasta en
el pueblo de Calcena, en la comarca del Aranda, en
cuyo escudo aparece el cáliz
de la cena y de ahí derivaría su topónimo.
En San Juan de la Peña fue venerado por numerosas personas y por
peregrinos que acudían al Camino de Santiago.
El rey Martín el Humano lo mando enviar al palacio de la Aljafería
y a su muerte llegó, primero a Barcelona y después, Alfonso V lo
entregó a la Catedral de Valencia, donde aun se conserva.
La tradición literaria, que no histórica, especificada en la
obra de Wagner, dice que el joven Parsifal llegó a este monasterio (San
Juan de la Peña). El abad le exigió que se hiciera merecedor de portar
ese cáliz. Parsifal marchó con los cruzados, pero siguió los consejos
de una bruja, de la que se libro gracias a un santo ermitaño. Por fin
logró llevar el cáliz, acompañado de los caballeros del rey Arturo y
ponerlo a salvo en un lugar oculto, hasta el Juicio Final.
Texto
recogido del libro: Brujas, demonios, encantarías y seres mágicos en
Aragón.
(José Antonio Adell y Celedonio García)
Texto facilitado por Francisco Neila
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