¡ALTO
AL SANTO OFICIO! La
Inquisición en
Calcena.
José
el molinero había dormido mal. El frío de Calcena le calaba los
huesos y, además, hacía una semana que había pleiteado con el
ecónomo de la parroquia por el alquiler de unos pastos en la
Plana de los Ascones. José sabía que estaba pagado, pero mosén
Damián afirmaba lo contrario. Corrían malos tiempos para
enemistarse con la Iglesia. Era el año de Nuestro Señor de 1635
y en las Españas reinaba el muy católico, inútil
y mujeriego rey D. Felipe IV. Durante su reinado, la
Inquisición, el brazo armado de la Iglesia, había alcanzado tal
poder que ni siquiera nuestro católico rey, que hundió el reino
en inútiles guerras defendiendo la verdadera religión, podía
hacerle frente. Así que, con buen criterio, decidió aprovecharse
de ella para perseguir y eliminar herejes, sodomitas, gente de mal
vivir y, de paso, a sus enemigos políticos.
José
estaba preocupado. Su familia siempre había vivido en Calcena. Su
abuelo, Alí ben Mudir se convirtió al cristianismo por amable
recomendación de nuestro devoto rey D. Felipe II. Aunque ello
permitió que su familia se librara de la expulsión decretada en
1610 por su hijo D. Felipe III, sus vecinos, cristianos viejos,
siempre miraron a los moriscos, o cristianos nuevos, como personas
de clase inferior. En Calcena, como en todo Aragón, pocos podían
asegurar que en su familia, con el paso de las generaciones no se
había infiltrado sangre judía y musulmana. Aunque presumiera de
limpieza de sangre, nadie estaba libre de la anónima denuncia de
un vecino envidioso. José se acordaba de Samuel el alpargatero.
Vivía cerca del Cortijo y un mañana lo llevaron a Zaragoza
acompañado por los cuatro “familiares” que la Inquisición
mantenía en Calcena. Pedro “el alparcero”, cristiano viejo,
se quedó con su pequeño taller, para pagar las deudas por el
alquiler del huerto de la Virgen, decían. Los calcenarios temían
a los “familiares” y envidiaban sus prebendas y privilegios.
José
decidió abrigarse y salir a la calle. Iba hacia el trabajo cuando
Manuel de Tarazona, “familiar” y escolta del inquisidor le
llamó. Temía escuchar: “date preso al Santo Oficio”. Al
llegar a su altura le dijo:
.- “Dice Mosen Damián que ha
encontrado el pagaré de tu alquiler. Ve con Dios”
|
.- “Y tu con El, Manuel”.
Miró hacia el cielo y siguió andando.
F. Ruiz

TOMA
TU TIEMPO
De
pensar: es un manantial de poder.
De
jugar: es el secreto de la perpetua juventud.
De
leer: es la fuente del saber y de tu sabiduría.
De
pedir: es el más grande poder sobre la tierra.
De
amar y ser amado: es el gran privilegio que Dios nos da.
De
tener amigos: es el camino de la felicidad.
De
reír: es la música del alma.
De
repartir:el tiempo es muy corto para ser egoísta.
De
trabajar: es el premio seguro para triunfar
Texto facilitado por Pablo Lacueva Tejero.
Inaugurado
el Refugio de Purujosa.
Ubicado en un pueblo tan aislado y mal comunicado como Calcena, dispone
de Internet, teléfono y televisión por satélite y en unas pocas
semanas acapara, con gran éxito, el turismo del alto Isuela.
Mientras, nuestro albergue no levanta cabeza, languideciendo desde
su inauguración, ya hace unos años, y sin beneficio para el
pueblo. ¿Porqué
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