|
vendía
un fardo de 50-60 kg. Cuentan que
había tres o cuatro familias de Purujosa que siempre competían por
llevarse el congrio más grande. A partir de 1970 tuvieron pescado
congelado. Una vez que cerraron las carnicerías de Vitorio López y
Ángel Mediel, también vendieron carne, sobre todo, oveja y
cordero. En el año 1953, el cordero iba a 53 pesetas el kilo.y
para las fiestas mayores podían vender uno cada día.
Los vecinos de Calcena compraban
más o menos de todo. Los carboneros, allá para octubre, que era el
momento de irse, compraban sobre todo ropa de trabajo. En
ocasiones venían de Borobia a vender trigo y se llevaban vino de
nuestro pueblo.
En 1963 cogieron el estanco que había llevado
Severino Pérez. Ya por esos años, vieron que la situación
económica de Calcena empeoraba y comenzaron a plantearse el irse a
Zaragoza. En concreto, Sergio pensaba en fundar un estanco en la
capital que llamara la atención. Y así fue. En 1976 inauguraron el
estanco de la Avenida Clavé. A partir de ese momento, Sergio y
Maria Luisa subieron a Calcena los fines de semana, con el fin de
continuar dando servicio. Así, durante 10 años, hasta que se
jubilaron y... la tienda cerró. A partir de entonces sólo quedó en
funcionamiento la tienda de Pedro José Molinos.

Estas son algunas de las cosas
que nos contaron Sergio y Maria Luisa. Estamos seguros que muchos
de vosotros habéis tenido familiares con otros oficios, que viven
o vivieron en Calcena, y cuya historia podríamos contar en El Eco.
F. Ruiz
 |
LA TIENDA DE SERGIO
MONREAL Y MARIA LUISA SALDAÑA
"En nuestra tienda
todos encontraban lo que necesitaban" |
Hace unos años que no funciona la tienda de Sergio y Maria Luisa,
pero todos recuerdan sus estanterías repletas.
Sergio heredó la tienda de su
padre, Jorge Monreal, que la había fundado a primeros del siglo XX.
De pequeño, acompañaba a su padre a comprar género a Brea de
Aragón, de donde lo traían en caballería; el jabón y el aceite lo
conseguían en Borja. La tienda pasó en los años 50 a Sergio y
junto con su esposa, Maria Luisa, continuaron dando servicio
durante las 24 horas. En esos tiempos había otras cinco tiendas:
las de Luciano Torrubia, Severino Pérez, Simona Modrego, José
Molinos y Arcadio Modrego.
La posguerra y los 50 fueron
tiempos difíciles. En tiempos del racionamiento (de 1939 a 1945
aproximadamente), la gente tenía que conformarse con las
cantidades de comida que permitía la cartilla de racionamiento.
Las seis tiendas que entonces existían, expendían simultáneamente
sus productos en un local. Tampoco había mucha moneda corriente, o
se empleaba en el ahorro, por lo que muchas compras eran en
especie. Nueces, .almendras y, sobre todo uva, que Sergio bajaba a
Morata. Corrían malos tiempos y los clientes dejaban género "a
deber", hasta que se conseguía algún dinero; algunas cuentas no se
pudieron cobrar. A partir de los 60 fue más frecuente pagar con
moneda.
Las tiendas de Calcena tenían de todo. Eran grandes
supermercados en pequeño y a ellas acudían los vecinos de Calcena,
Purujosa y, menos, de Beratón. Los que venían de fuera apuraban a
gastar hasta la última perrica, con el fin de aprovechar el viaje.
Sergio y Maria Luisa cuentan que tenían ultramarinos, ropa de
mayor y de niño, juguetes, dulces, pastas, fruta, leche
condensada, alcohol, aspirinas, albarcas, botas de vino,
herramienta para el campo... y hasta "cajas de muerto" que
fabricaban Amadeo Ostalé y Pascual Pérez. Con el paso del tiempo,
Sergio se compró una furgoneta y bajaba a Calatayud a buscar el
género, salvo la ferretería, que la mandaban desde las drogas
Alfonso o Sanmartín de Zaragoza. De Calatayud, recuerda que cada 1
ó 2 meses subía 20 cajas de leche condensada con 24 latas de kilo
cada una (entonces no había botellas). También vendía pescado,
sobre todo, bacalao (la cola valía 3 perricas), congrio desecado
de La Coruña y sardinas rancias; éstas para las meriendas en la
bodega y el congrio (a 60 pts el kg) para dar sabor a los cocidos,
en un tiempo en que no había aceite para "arreglar". En los años
50-60, cada semana |